“Carlín” Medina es un personaje que quedó grabado en la historia del Atlético Tucumán. Se unió al club en 1955, cuando era apenas un niño de seis años. Desde entonces, su presencia se volvió habitual en los partidos: se sentaba en el banco junto a los jugadores y el cuerpo técnico, cumplió el rol de aguatero y aparecía en las fotos previas a los encuentros. “Mi papá, Carlos Medina, era tesorero del club, y así comencé a acercarme a Atlético”, recuerda “Carlín”, quien hoy tiene 75 años y es abogado. Su infancia estuvo marcada por un vínculo especial con el “Decano”, que se fortaleció con los años.
“En esa época, Atlético estaba bajo la presidencia de Arturo de la Vega, y el club se encontraba en plena expansión con obras importantes, como la construcción del sector dos. Conocí a mucha gente del fútbol en esos años. Recuerdo a figuras como ‘ Negro’ (Gregorio) García, fanático de Sportivo Guzmán, que se vino a atajar al Atlético. También a ‘Lito’ Ortega, quien llegó de Central Córdoba gracias a la gestión de Felipe Santiago Díaz, presidente de ‘CC’”, recuerda el abogado.
A pesar de su corta edad, “Carlín” tuvo la oportunidad de estar en contacto con jugadores de renombre y ser testigo directo de momentos históricos del club. “Me acuerdo de un equipo de Atlético que fue uno de los mejores de la historia del club. Jugaban tan bien que los veían como campeones. Estaban Gutiérrez, que después se fue a Estudiantes; el arquero Argañaraz, y otros como “Pelao” Muñoz que recién estaba dando sus primeros pasos, eran jugadores de una calidad impresionante. Ya asomaba Rafael Albrecht, también, jugaba Ginel, era un equipo tremendo”, cuenta con nostalgia.
“En esa época vinieron Ibarra Castillo y Ayunta, de Santiago del Estero, dos grandes jugadores que estuvieron poco tiempo y luego volvieron a su provincia. El pago de esos pases fue un traje para cada uno. En aquel entonces, tener un traje era como tener un auto último modelo hoy”, agregó con entusiasmo.
Aunque Carlín siguió vinculado al club durante mucho tiempo, asegura que esa fue una de las épocas más gloriosas para Atlético. “Que se reconozca esa etapa es merecido, porque fue un equipo que dejó huella en el fútbol argentino. Se habló mucho de ese campeonato. Desde diciembre se organizó el viaje para jugar esos partidos. Recuerdo que siempre íbamos de vacaciones con mi papá a Raco, y antes de las fiestas nos reunió y nos dijo que tenía que viajar con Atlético. Después pasó todo lo que pasó. La vuelta de ese plantel fue extraordinaria, como héroes”, expresa con una mezcla de orgullo y melancolía.
Medina recuerda cómo se mantuvo cerca del club a lo largo de los años, a pesar de las diferencias con algunas comisiones. “Volví al club en 1969 y en 1979 trabajé como directivo. Luego, en 1984, estuve con Saguir. En total, estuve vinculado al club hasta 2001, siempre cerca. Ahora soy socio vitalicio. No he participado tanto activamente en los últimos tiempos, pero los recuerdos y el amor por el club siguen intactos”, agrega “Carlín”, antes de expresar un lamento: no haberse quedado con ningún recuerdo de aquella época como trofeo. “Mi papá falleció en 1982 y, en esa casa, quedó todo. Después me mudé y la verdad es que no me quedó nada, solo algunas fotos”, finaliza la mascota que supo tener el “Decano” y que fue testigo de un equipo glorioso.